27 MARZO, 2020
El agua es un recurso esencial para la vida y las actividades industriales. Sin embargo, su uso genera una gran cantidad de desechos líquidos que deben ser tratados adecuadamente antes de ser vertidos al medio ambiente.
Por ello, los distintos tipos de tratamiento de aguas residuales juegan un papel fundamental en la protección de los ecosistemas y la salud humana. Entre estos, el tratamiento fisicoquímico destaca como uno de los métodos más eficaces para la eliminación de impurezas presentes en las aguas contaminadas.
A continuación, te presentamos toda la información, métodos y aplicaciones claves sobre los tratamientos fisicoquímicos para las aguas residuales.
El tratamiento fisicoquímico es una técnica empleada para remover contaminantes presentes en el agua residual mediante la combinación de procesos físicos y químicos. Este método es especialmente útil cuando las aguas contienen altas concentraciones de sólidos suspendidos, materia orgánica, aceites, grasas o metales pesados.
Su objetivo principal es facilitar la clarificación del agua para que pueda ser reutilizada o vertida cumpliendo con las normativas ambientales. Este tratamiento se aplica en diversas etapas del proceso de depuración, principalmente en el tratamiento primario y secundario.
Forma parte de los tipos de tratamiento de aguas residuales más utilizados tanto en plantas municipales como en industrias, debido a su eficiencia y capacidad de adaptación.
El tratamiento fisicoquímico se compone de tres etapas clave: coagulación, floculación y sedimentación. A continuación, se explican en detalle:
La coagulación es el primer paso del proceso. En esta etapa, se agregan coagulantes, generalmente sales metálicas como sulfato de aluminio o cloruro férrico, que desestabilizan las partículas coloidales presentes en el agua.
Estas partículas, que normalmente no sedimentan por sí solas, comienzan a aglomerarse formando pequeños coágulos. Los coagulantes son esenciales para eliminar sólidos finos y ciertos contaminantes disueltos, iniciando la eliminación de impurezas desde las primeras fases del tratamiento.
Una vez que los coágulos están formados, se añade un floculante, un compuesto químico (usualmente polímeros orgánicos) que promueve la unión de los coágulos en flóculos de mayor tamaño.
Estos flóculos, al ser más pesados, pueden separarse fácilmente por sedimentación o flotación. La floculación mejora notablemente la clarificación del agua, haciendo que esta etapa sea crucial en la eficiencia global del tratamiento fisicoquímico.
En esta fase, los flóculos formados se separan del agua por acción de la gravedad. Esta operación se realiza en tanques de sedimentación o clarificadores. Los sólidos decantan al fondo como lodos, mientras que el agua clarificada puede continuar hacia etapas adicionales como sistemas de cloración o tratamientos biológicos.
Además de los coagulantes y floculantes, el tratamiento fisicoquímico puede incluir el uso de otros reactivos químicos para ajustar el pH, oxidar contaminantes o desinfectar el agua. Entre estos se encuentran:
Ácidos y bases para el control del pH.
Agentes oxidantes para eliminar compuestos orgánicos difíciles.
Sistemas de cloración para desinfección final.
La combinación adecuada de estos productos permite maximizar la eliminación de impurezas y garantizar que el agua tratada cumpla con los estándares requeridos.
Este tipo de tratamiento es aplicable en distintos sectores, tanto en el ámbito municipal como en el industrial. Algunos de los usos más comunes incluyen:
Plantas de tratamiento de aguas municipales.
Industrias alimentarias, textiles, químicas, mineras y farmacéuticas.
Procesos de pretratamiento para sistemas de cloración o membranas filtrantes.
Recuperación de agua para procesos o reutilización no potable.
En todos estos contextos, los tipos de tratamiento de aguas residuales deben seleccionarse en función de la carga contaminante, los objetivos del tratamiento y las regulaciones aplicables.
La implementación de un sistema fisicoquímico bien diseñado aporta múltiples beneficios, entre ellos:
Alta eficiencia en la eliminación de impurezas.
Mejora significativa en la clarificación del agua.
Reducción de la demanda química y biológica de oxígeno.
Compatibilidad con otros métodos, como el tratamiento químico avanzado o biológico.
Reducción del volumen de lodos y residuos.
Además, este tratamiento permite la preparación del agua para su reutilización en procesos industriales o su descarga conforme a las normativas ambientales vigentes.
El uso eficiente del agua y la adecuada gestión de aguas residuales son aspectos clave para lograr la sostenibilidad en las operaciones industriales.
Al implementar tipos de tratamiento de aguas residuales como el fisicoquímico, las empresas no solo cumplen con las regulaciones, sino que también contribuyen a la optimización de procesos, ahorro de recursos y protección del medio ambiente.
El tratamiento adecuado también disminuye el impacto ambiental de las descargas, facilita la reutilización del recurso y reduce los riesgos sanitarios asociados a contaminantes persistentes.
El tratamiento fisicoquímico para aguas residuales representa una solución eficaz, adaptable y necesaria para la gestión adecuada de los efluentes industriales y municipales.
Gracias al uso de coagulantes, floculantes y tecnologías complementarias como los sistemas de cloración, se logra una elevada eliminación de impurezas y una excelente clarificación del agua. En Contyquim, ofrecemos asesoría experta y productos especializados para ayudarte a implementar los mejores tipos de tratamiento de aguas residuales.