16 MAYO, 2025
En la actualidad, el tratamiento de aguas negras se ha convertido en una necesidad crítica para las empresas, no solo por el cumplimiento de las normativas ambientales, sino por el impacto positivo que representa en términos de saneamiento, salud pública y sostenibilidad.
Las aguas negras, también conocidas como aguas servidas, son aquellas que han sido utilizadas en procesos domésticos, comerciales e industriales, y contienen una alta carga de contaminantes que deben eliminarse antes de ser vertidas nuevamente al medio ambiente.
A través de distintas tecnologías y procesos, el tratamiento de aguas negras permite la depuración, eliminación de patógenos, reducción de materia orgánica y control de sólidos, garantizando así una mejor calidad del agua.
En este artículo te presentamos los seis métodos fundamentales de tratamientos de aguas negras, analizando su eficiencia y aplicación en entornos industriales.
El tratamiento físico es la primera etapa del proceso de tratamiento de aguas negras y consiste en la separación de sólidos grandes y flotantes presentes en las aguas servidas. Se utilizan procesos como el cribado, sedimentación y flotación.
Esta etapa no elimina contaminantes químicos o biológicos, pero prepara el agua para tratamientos más avanzados. Su eficiencia radica en la capacidad de reducir hasta el 30% de la carga contaminante inicial, siendo esencial para proteger los sistemas posteriores como los biológicos o los de membranas.
Este método es ampliamente utilizado en cualquier planta de tratamiento de aguas negras, tanto municipal como industrial.
El tratamiento biológico es una fase crucial en la depuración de las aguas servidas, pues aprovecha la acción de bacterias y otros microorganismos para descomponer la materia orgánica disuelta. Los sistemas más comunes incluyen lodos activados, biodiscos rotativos y algunos sistemas de estabilización.
Su eficiencia es alta, pudiendo eliminar hasta el 90% de la materia orgánica biodegradable. Las empresas que generan efluentes industriales con alto contenido orgánico suelen implementar este método por su rentabilidad y efectividad.
Este método se basa en la adición de productos químicos como cloro, ozono o peróxidos para la eliminación de patógenos, neutralización de pH y precipitación de metales pesados. Es especialmente útil para la gestión de residuos líquidos complejos en la industria química, farmacéutica y alimentaria.
El tratamiento químico también actúa como desinfección final en muchas plantas de tratamiento de aguas negras, asegurando que el agua tratada cumpla con los estándares sanitarios antes de su reutilización o descarga.
Uno de los avances más relevantes en métodos de tratamientos de aguas negras es el uso de membranas para el tratamiento del agua, como las de microfiltración, ultrafiltración, nanofiltración y ósmosis inversa.
Estos sistemas permiten una separación precisa de sólidos disueltos, virus, bacterias y otros contaminantes.
Aunque su inversión inicial puede ser elevada, su eficiencia es incomparable, especialmente en procesos de reutilización de agua dentro de industrias con altos estándares de calidad, como la electrónica o la industria alimentaria, haciendo que dicha inversión inicial disminuya considerablemente a largo plazo.
La implementación de este método permite cerrar el ciclo del agua, reduciendo considerablemente la extracción de agua fresca.
El sistema de lodos activados es uno de los más utilizados en todo el mundo para el tratamiento de aguas negras de origen municipal e industrial. Funciona mediante la recirculación de biomasa activa, es decir, microorganismos que consumen los compuestos orgánicos presentes en el agua residual.
Su ventaja principal es la flexibilidad para adaptarse a distintas cargas contaminantes y su capacidad para tratar grandes volúmenes de aguas servidas. Muchas empresas lo emplean como parte esencial de su estrategia de gestión de residuos líquidos.
Este método es ideal para tratar los lodos generados en las etapas previas del tratamiento de aguas. Mediante procesos anaerobios (sin oxígeno), se degrada la materia orgánica y se produce biogás, una fuente renovable de energía.
Además de reducir significativamente el volumen de lodos, contribuye a la sostenibilidad al aprovechar los residuos como recurso energético. Esto lo convierte en una solución eficaz en sectores con altos volúmenes de residuos como la agroindustria o el tratamiento de efluentes industriales.
Las empresas desempeñan un papel clave en el cuidado del medio ambiente. La correcta implementación de un sistema de tratamiento de aguas negras no solo cumple con las normativas ambientales, sino que también permite la recuperación de recursos y mejora la imagen corporativa ante consumidores cada vez más conscientes de la sostenibilidad.
Además, el tratamiento adecuado de los efluentes industriales evita sanciones, promueve la economía circular y reduce la huella hídrica. En muchos casos, la reutilización del agua tratada puede emplearse en riego, limpieza industrial o incluso en procesos de producción, optimizando los recursos disponibles.
El tratamiento de aguas negras no es un lujo, sino una obligación para las industrias responsables. A través de los distintos tratamientos de aguas negras, como el tratamiento físico, biológico, químico, uso de membranas para el tratamiento agua y digestión anaerobia, es posible reducir la contaminación, proteger el medio ambiente y fomentar la eliminación de patógenos que afectan la salud humana.
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