14 SEPTIEMBRE, 2025
El agua utilizada en procesos industriales suele contener una gran variedad de impurezas, desde partículas coloidales hasta contaminantes químicos disueltos.
Para enfrentar este reto, las plantas industriales emplean diferentes métodos dentro de los tratamientos de aguas negras y efluentes industriales, siendo la coagulación y floculación procesos fundamentales para garantizar una depuración eficiente.
Los coagulantes son productos químicos diseñados para neutralizar las cargas de las partículas en suspensión, favoreciendo su unión y posterior eliminación.
Junto con la clarificación y otros procesos de tratamiento químico, permiten reducir la turbidez, eliminar sólidos suspendidos y mejorar la calidad del agua antes de su reutilización o vertido, asegurando al mismo tiempo el cumplimiento de las normas ambientales.
Los coagulantes utilizados en los tratamientos de aguas negras y efluentes industriales suelen ser sales metálicas (como sulfato de aluminio o cloruro férrico) y polímeros de origen sintético u orgánico.
Estos compuestos actúan al neutralizar las cargas negativas de las partículas coloidales presentes en el agua. Una vez eliminada la repulsión entre ellas, pueden acercarse y formar microflóculos que posteriormente se agrandan gracias a la floculación, facilitando su sedimentación.
El mecanismo es clave porque las partículas coloidales, al mantenerse estables en el agua, son difíciles de eliminar con métodos de filtración convencionales. Sin coagulantes y un adecuado tratamiento químico, la calidad del agua tratada se vería comprometida.
La coagulación es el primer paso antes de la clarificación. Al agregar el coagulante bajo condiciones de mezcla rápida, se logra la neutralización de cargas en fracciones de segundo. Esto permite que los siguientes procesos, como la floculación y la sedimentación, sean mucho más efectivos.
Sin la dosis adecuada, la clarificación puede fallar. Una dosificación insuficiente de coagulante deja partículas sin neutralizar, mientras que un exceso puede invertir la carga y producir flóculos demasiado pequeños para sedimentar e incrementando la turbidez.
Por ello, el diseño de las plantas industriales debe contemplar un control preciso de este proceso, garantizando que el agua tratada cumpla con los parámetros de calidad y pueda circular de nuevo o verterse sin riesgos ambientales.
Los tratamientos de aguas negras y efluentes industriales utilizan diferentes tipos de coagulantes dependiendo de la calidad del agua y el objetivo del proceso.
Compuestos a base de sales metálicas como sulfato de aluminio, sulfato férrico o cloruro férrico. Son los más comunes en la industria, pues actúan mediante un mecanismo de floculación de barrido, atrapando las partículas en precipitados de hidróxidos metálicos.
Las ventajas de este proceso es la alta efectividad en aguas con baja turbidez, sin embargo, generan más lodo, lo que puede incrementar los costos de disposición.
Generalmente, polímeros catiónicos que actúan neutralizando cargas. Producen menos lodo y pueden ser una alternativa más sostenible. Los coagulantes orgánicos reducen un gran volumen de lodo y son útiles en aplicaciones sensibles. No obstante, tienen una menor eficacia en ciertas condiciones de turbidez.
La combinación de inorgánicos y orgánicos resulta ideal en muchos casos, ya que aprovecha la floculación de barrido y, al mismo tiempo, limita la generación de lodos.
La coagulación por sí sola no completa el proceso. Una vez que las partículas coloidales han sido neutralizadas, entra en acción la floculación, donde los microflóculos se agrupan para formar estructuras más grandes y pesadas.
Esto facilita la eliminación de sólidos suspendidos en la etapa de sedimentación o filtración. Gracias a esta sinergia, los sistemas de tratamiento químico alcanzan una clarificación efectiva y aseguran que el agua cumpla con los estándares exigidos en las plantas industriales.
Las plantas industriales que manejan tratamientos de aguas negras y efluentes industriales enfrentan el desafío de eliminar contaminantes complejos y variables. En este contexto, la elección del coagulante es estratégica, ya que impacta directamente en la calidad final del agua tratada, en la eficiencia de la clarificación y floculación.
Por otro lado, el volumen de lodos generados disminuye y por ende, el cumplimiento de normativas ambientales es exitoso. Un coagulante mal dosificado o inadecuado puede comprometer todo el sistema de depuración, ocasionando descargas con altos niveles de contaminantes y sanciones por incumplimiento ambiental.
El uso de coagulantes en el marco de los tratamientos de aguas negras y efluentes industriales aporta beneficios clave como la mejora significativa en la eliminación de sólidos suspendidos.
La reducción de turbidez y color en el agua optimiza los procesos de clarificación y floculación generando una mayor confiabilidad en los sistemas de depuración de las plantas industriales.
Cumplimiento con los límites normativos de los coagulantes en el tratamiento de aguas negras y efluentes industriales es esencial, ya que posibilita la eliminación de partículas difíciles de remover y garantiza la efectividad de los procesos posteriores como la floculación y la clarificación.
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