Un desengrasante está usualmente formado por algunas sustancias tanto ácidas, como neutras o también alcalinas, lo que permite dejar todo totalmente limpio de grasa, suciedad o aceite en cualquier tipo de suelo, pared o superficie que en general lo necesite.
El objetivo de los desengrasantes es la eliminación de cualquier suciedad mediante reacciones químicas, aunque dependiendo el tipo de fórmula que tenga el desengrasante, tendrá un efecto u otro. Por ello, existen dos tipos de reacciones distintas, tenemos los desengrasantes formulados con bases disolventes y los formulados con base de agua, que hemos mencionado en artículos anteriores. Comprender su composición nos ayudará a saber sus alcances así como sus riesgos.
Desengrasantes Alcalinos vs Ácidos
Cada base utilizada para determinado desengrasante tiene sus ventajas y al entenderlas, podemos aplicar el producto más indicado para la labor en cuestión y que ésta sea mucho más eficiente y efectiva.
Los productos que tienden a ser alcalinos (desengrasantes y shampoos agresivos) son muy efectivos para remover suciedad grasa y suciedad pesada, mientras que los productos que tienden a ser ácidos son muy efectivos para la limpieza de los rines, tolvas, desincrustador de sarro en vidrios y pintura.
Mientras más concentrados sean los desengrasantes, más poder de limpieza ofrecerán. Pero a su vez el riesgo de uso es mayor comparado a utilizarlos más diluidos (neutros).
En CONTYQUIM recomendamos
determinar las necesidades para escoger el desengrasante ideal, para esto es importante tener conocimiento de:
- Tipo de superficies a limpiar
- Área que requerirá desengrasante.
- Frecuencia de limpieza ya que si se limpia frecuentemente, muy probablemente se requerirá un desengrasante menos potente.
De igual manera, consideramos necesario conocer los productos con los que trabajamos para así estar conscientes de cuánto debemos cuidarnos físicamente y cuánto debemos de interesarnos en la composición de lo que utilizamos: así es como podemos aminorar el impacto a nuestra salud y a la vez reducir al mínimo los errores por utilizar el químico incorrecto en la superficie inapropiada.
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